TÍTULO ORIGINAL: The Old Man and the Sea (Roujin to umi)
AÑO: 1999 | |
DURACIÓN: 22 min. |
PAÍS: Rusia
DIRECTOR: Aleksandr Petrov
GUIÓN: Aleksandr Petrov (Novela: Ernest Hemingway)
Hemingway intentó crear “un viejo hombre real, un chico real, un mar real, un pez real y unos tiburones reales. Pero si los hice suficientemente buenos y reales éstos pueden significar muchas cosas".
Y lo consiguió: lo significan.
Es la lucha del hombre contra la naturaleza. El duelo del hombre contra su propia naturaleza. El duelo del hombre contra la muerte: su muerte; la muerte del pez; todas las muertes.
Es la supervivencia de cada día. El levantarse todas las mañanas. El no reconocerse en el espejo. En los espejos. El saberse perdido. Es el mar como promesa. Como última promesa.
Cuando uno cree que todo está perdido, nuestro Yo se achica; el exterior (inabarcable, inimaginable en su conjunto) nos desborda. El viejo está perdido, lo sabe, por eso se interna de nuevo en el mar. El mar como promesa y muerte.
Petrov realizó un trabajo preciosista. Cada trazo, cada movimiento, la selección de colores, el estilo en su conjunto reflejan la pasión que el autor puso en este trabajo al oleo. Aunque la adaptación de la obra no sea perfecta, es tal su sensibilidad, tal su virtuosismo visual, que es difícil no quedar prendado.
Dos años y medio de trabajo. Una Obra artesanal estrenada en IMAX. Petrov, un artista volcado en cada uno de los fotogramas. Fotogramas que son verdaderos cuadros. El propio cortometraje parece un paseo por un museo de 22 minutos. Una eternidad atrapada en 22 minutos. Tanto en tan poco. Tanto en tanto.
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