¿Quién pondría hoy en duda la figura de Chaplin? Al menos la historia ha puesto las cosas en su sitio, pero a finales de los cuarenta, este individuo único y comprometido como pocos con la dignidad del hombre, sufrió el acoso y la persecución de buena parte de la sociedad americana y rondó la cárcel en numerosas ocasiones.
Ya lo decían sus detractores: "Echemos a patadas del país al forastero"
La estupidez humana, desgraciadamente, no tiene límites.
Durante la rueda de prensa del estreno de su última película en suelo norteamericano, Monsieur Verdoux - antes de su exilio forzoso -, las primeras preguntas que recibió, a bocajarro, fueron:
- ¿Conoce usted a Hanns Eisler?
- Sí, es un buen amigo mío. Un gran músico.
- ¿Sabe usted que es comunista?
- No me importa lo que sea; mi amistad no se basa en la política.
- Sin embargo, parece que le gustan a usted los comunistas - dijo otro.
- Nadie tiene que decirme lo que me gusta o me disgusta. Todavía no hemos llegado a tanto.
El propio estreno fue de un infierno para Chaplín. El ambiente era tenso. Sólo unas pocas personas se atrevieron a felicitarle.
La Legión Católica desfilaría por delante del los cines con pancartas en las que se leía:
"Caplin es un compañero de viaje" (un comunista)
"Echemos a patadas del país al forastero"
Angustiado por su situación, decidió salir del país; esto es un extracto del interrogatorio que sufrió en su propia casa por el Departamento de Inmigración:
- Usted pronunció en un discurso la palabra "camaradas". ¿Qué quiso decir con eso?
- Exactamente eso. Busqué la palabra en el diccionario. Los comunistas no tienen la exclusiva de la palabra.
Más adelante.
- ¿Ha cometido usted adulterio?
- Oiga - le contesté -, si está buscando una argucia para echarme del país, dígamelo y arreglaré mis asuntos de acuerdo a ello, porque no deseo permanecer en ninguna parte donde se me considere persona non grata.
- ¡Oh, no! - me dijo -; es una pregunta que se hace al tramitar todos los permisos para una nueva entrada.
El Comité de Actividades Antiamericanas lo tenía claro: su vida en Hollywood contribuye a destruir la fibra moral de América. También fue acusado por una asociación reaccionaria por escribirle una carta a Picasso.
Logró escapar de tanto odio embarcándose, junto a su familia, en el Queen Elizabeth, poco antes de que el Fiscal General de los Estados Unidos diese instrucciones para retenerle. En su ausencia, fue acusado de pertenecer al partido Comunista, así como de "graves delitos contra la moralidad y de formular declaraciones que demuestran una actitud hostil y de menosprecio hacia el país gracias a cuya hospitalidad se ha enriquecido."
Este desagradable episodio de la historia afectó con mayor o menor intensidad a muchos otros artistas; entre ellos:
Frank Capra.
Dashiell Hammett
Sterling Hayden
William Wyler
John Huston
Humphrey Bogart
Lauren Bacall
Henry Fonda
Gene Kelly
Edward G. Robinson
Judy Garland
Katharine Hepburn
Billy Wilder
Etc…
Grupo de artístas manifestándose frente al Capitolio. |
Que brillen para siempre estas palabras de Chaplin:
“Lo lamento, pero yo no quiero ser un emperador, ése no es mi negocio, no quiero gobernar o conquistar a alguien. Me gustaría ayudar a todos si fuera posible: a los judíos y a los gentiles, a los negros y a los blancos. Todos deberíamos querer ayudarnos, así son los seres humanos. Queremos vivir con la felicidad del otro, no con su angustia. No queremos odiarnos y despreciarnos. En este mundo hay sitio para todos, y la tierra es rica y puede proveer a todos. El camino de la vida podría ser libre y hermoso...”
Fragmento de El gran dictador (1940).
La tentación opresora, la tentación manipuladora, la tentación por el control, actua o dormita en todas las sociedades. No olvidemos este episodio que sigue repitiéndose periódicamente en las sociedades más libres (que no libres) del planeta.
Sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario