España siempre ha estado resquebrajada. Su pobreza la ha acompañado durante siglos. Pobreza retratada por Buñuel en la película-documental Las Hurdes. Pobreza que llenaba los estómagos y trataba de vaciar las cabezas. Una historia de decadencia y desintegración que desembocó como un río oscuro y agitado en la guerra Civil del 36. El Guernica de Picasso es un reflejo de nuestra decadencia. Matar es morir también. Finalizada la guerra, bajo la presión de una ideología sórdida y obtusa, Franco negó a la gente poder pensar. Para él no había más marco que el de la obediencia de los demás. Sólo tras su muerte, la España invertebrada volvió a respirar: al principio con dificultad, azotada por tensiones internas y con profundos destellos de libertad, que se materializaron en el curso de los ochenta. Entonces llegó la caída del Muro de Berlín y después la entrada en la Unión Europea. Los estómagos ya no estaban llenos de pobreza. Las cabezas, sin embargo, sí. En el fondo no hemos aprendido gran cosa. Nos dejamos hacer sin problema. Todavía no hemos descubierto que la libertad va mucho más allá de votar a un partido político o poder comprar un libro crítico con el sistema. La libertad tiene que enraizar en nuestros corazones y estos todavía no nos pertenecen. Al igual que España, continúan esquebrajados.
Hola
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