1ª Parte
- Después de todo, ¿quién se acuerda hoy del aniquilamiento de los armenios? – esto fue lo que Hitler preguntó a la conciencia de sus generales tras verter sobre ellos las siguientes palabras:
- Después de todo, ¿quién se acuerda hoy del aniquilamiento de los armenios? – esto fue lo que Hitler preguntó a la conciencia de sus generales tras verter sobre ellos las siguientes palabras:
“Me tiene sin cuidado lo que la débil civilización de Europa occidental diga de mí. He indicado que nuestras aspiraciones en la guerra no consisten en alcanzar determinadas líneas sino la destrucción física del enemigo. Consecuentemente tengo listos mis arietes por ahora sólo en el Este con órdenes de matar cruelmente y sin compasión a hombres, mujeres y niños de origen e idioma polaco. Sólo así ganaremos el espacio vital que necesitamos.”
Las pronunció el 22 de agosto de 1939: Alemania se preparaba para invadir Polonia; Hitler preparaba a sus mandos para la masacre que se cernería sobre Europa. Sin embargo, ¿por qué puso como ejemplo a los armenios? ¿Qué ocurre incluso hoy mismo que sigue sin querer recordarse? Sólo los siguientes países han reconocido la masacre oficialmente: Argentina, Armenia, Bélgica, Canadá, Chile, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Líbano, Lituania, Holanda, Polonia, Rusia, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Uruguay, el Vaticano y Venezuela. 20 de los 194 estados con reconocimiento internacional. Curiosamente, ni Israel ni Alemania se encuentran entre ellos.
¿Judios? No: armenios.En realidad, qué más da: eran seres humanos.
En el caso de Israel, ¿por qué razón niega el genocidio de otro pueblo cuando ellos no aceptan (ni pueden aceptar) la negación del suyo? En realidad, la relación entre los judíos y los armenios siempre ha sido amistosa. Ambos pueblos, a lo largo de la historia, han vivido dispersos en otros estados, siempre en minoría, profesando una religión distinta a la predominante, sufriendo en ocasiones la persecución de las mayorías. Entonces, ¿cuál podría ser la razón?...
Efectivamente: la económica.
Turquía provee del agua a Israel y existen fuertes lazos comerciales. La economía se impone a los principios, a la moral. ¿Verdad que es triste?
Efectivamente: la económica.
Turquía provee del agua a Israel y existen fuertes lazos comerciales. La economía se impone a los principios, a la moral. ¿Verdad que es triste?
Por otra parte, mientras los líderes nazis reconocieron expresamente su intención de destruir por completo a los judíos, los turcos se resistieron y se resisten a reconocer ese crimen despiadado aunque hoy en día todavía se pueden ver los restos de iglesias armenias y algunas residencias de armenios famosos asesinados. Las autoridades turcas se ha preocupado en sembrar todo tipo de dudas en la opinión de la gente, que de este modo ignora unos hechos terribles y, de paso, se libra de un sentimiento de culpabilidad heredado, que los alemanes, sin embargo, en lo que respecta a los judíos, comparten con crudeza.
Todavía siguen habitando la memoria de los vivos.
El New York Times publicó en el año 2000 la resolución de 126 académicos en la que instaba a los gobiernos del mundo a reconocer el genocidio. Pero Hitler seguía teniendo razón. De hecho, la sigue teniéndo. Pues, ¿qué valor tienen las victimas? ¿Quién las recuerda? ¿Acaso la historia ha sido escrita por los más débiles y desamparados? El reconocimiento por parte de Turquía, por otra parte, abriría las puertas jurídicas a restitución de bienes, compensaciones, etc… que pondría en entredicho el propio estado Turco. Por eso prefieren vivir con un cadáver en el sótano de sus hogares, esperando a que se pudra y desaparezca; por eso buscan coartadas, ocultan pruebas, tergiversan la historia.
Sin reconocimiento, el dolor nunca desaparece; sólo se vuelve, si cabe, más inhumano.O, dicho de otro modo, más humano: demasiado humano.
Sin reconocimiento, el dolor nunca desaparece; sólo se vuelve, si cabe, más inhumano.O, dicho de otro modo, más humano: demasiado humano.
Memorial de genocidio armenio. Montreal. Canada.
La música de este pueblo - de la mano de uno de sus grandes maestros: Djivan Gasparyan - lo dice todo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario