martes, 27 de septiembre de 2011

Jesucristo versión San Mateo


Jesús vivió (asumamos que así fue) hace 2000 años. Según los cristianos (un 25% - siendo optimistas - de la población mundial), su figura representa al hombre noble y ejemplar.  Pero ésta - anclada en los desiertos de oriente próximo, bajo la polvareda del tiempo transcurrido y la rigurosidad de unos textos, los Evangelios, cuando menos, discutibles -,  hoy en día resulta un anacronismo (como, en mayor o menor medida, la moral de la Edad Antigua).

Si el siguiente incidente se produjese en nuestros días, en las calles de cualquier ciudad europea, con las modificaciones de contexto necesarias, resultaría bastante chocante:

Cap. 15:21-28
  
Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.

Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.

El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!

Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.

Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.     

Muchos cristianos suelen sentirse incómodos con este fragmento; otros muchos no... Pero para los que no somos cristianos, la actitud de Jesús nos llama poderosamente la atención. No olvidemos que se le atribuyen (la iglesia, sus seguidores) una bondad y una benevolencia que, en esencia, no existen en este episodio. 

Recreación cinematográfica de la escena:

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