viernes, 30 de septiembre de 2011

Keith Jarrett - Paris Concert


“Paris Concert" es un sólo de piano de Keith Jarret, grabado en directo el 17 de octubre de 1988 en el Selle Pleyel de París. La primera parte, llamada precisamente "October 17, 1988", es una improvisación de 38 minutos, sin pausas, con una fuerte influencia - sobre todo al principio - de Bach y la música religiosa. Tras un arranque oscuro e intimista, la pieza va abriendo sus alas blancas, delicadas, haciendo uso de sonoridades hispanas, mientras va ganando intensidad y desemboca en una especie de trance romántico.

Adicionalmente, Jarrett ejecuta dos breves piezas de jazz más tradicional, aunque el peso y la singularidad del álbum  recaen en la inolvidable "October 17, 1988".

 October 17, 1988










jueves, 29 de septiembre de 2011

La negación del genocidio armenio

1ª Parte

- Después de todo, ¿quién se acuerda hoy del aniquilamiento de los armenios? – esto fue lo que Hitler preguntó a la conciencia de sus generales tras verter sobre ellos las siguientes palabras:

Me tiene sin cuidado lo que la débil civilización de Europa occidental diga de mí. He indicado  que nuestras aspiraciones en la guerra no consisten en alcanzar determinadas líneas sino la destrucción física del enemigo. Consecuentemente tengo listos mis arietes por ahora sólo en el Este con órdenes de matar cruelmente y sin compasión a hombres, mujeres y niños de origen e idioma polaco. Sólo así ganaremos el espacio vital que necesitamos.

Las pronunció el 22 de agosto de 1939: Alemania se preparaba para invadir Polonia; Hitler preparaba a sus mandos para la masacre que se cernería sobre Europa. Sin embargo, ¿por qué puso como ejemplo a los armenios? ¿Qué ocurre incluso hoy mismo que sigue sin querer recordarse? Sólo los siguientes países han reconocido la masacre oficialmente: Argentina, Armenia, Bélgica, Canadá, Chile, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Líbano, Lituania, Holanda, Polonia, Rusia, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Uruguay, el Vaticano y Venezuela. 20 de los 194 estados con reconocimiento internacional. Curiosamente, ni Israel ni Alemania se encuentran entre ellos. 

 ¿Judios? No: armenios.En realidad, qué más da: eran seres humanos.

En el caso de Israel, ¿por qué razón niega el genocidio de otro pueblo cuando ellos no aceptan (ni pueden aceptar) la negación del suyo? En realidad, la  relación entre los judíos y los armenios siempre ha sido amistosa. Ambos pueblos, a lo largo de la historia, han vivido dispersos en otros estados, siempre en minoría, profesando una religión distinta a la predominante, sufriendo en ocasiones la persecución de las mayorías. Entonces, ¿cuál podría ser la razón?...

Efectivamente: la económica.

Turquía provee del agua a Israel y existen fuertes lazos comerciales. La economía se impone a los principios, a la moral. ¿Verdad que es triste?

Por otra parte, mientras los líderes nazis reconocieron expresamente su intención de destruir por completo a los judíos, los turcos se resistieron y se resisten a reconocer ese crimen despiadado aunque hoy en día todavía se pueden ver los restos de iglesias armenias y algunas  residencias de armenios famosos asesinados. Las autoridades turcas se ha preocupado en sembrar todo tipo de dudas en la opinión de la gente, que de este modo ignora unos hechos terribles y, de paso, se libra de un sentimiento de culpabilidad heredado, que los alemanes, sin embargo, en lo que respecta a los judíos, comparten con crudeza. 

Todavía siguen habitando la memoria de los vivos.

El New York Times publicó en el año 2000 la resolución de 126 académicos  en la que instaba a los gobiernos del mundo a reconocer el genocidio. Pero Hitler seguía teniendo razón. De hecho, la sigue teniéndo. Pues, ¿qué valor tienen las victimas? ¿Quién las recuerda? ¿Acaso la historia ha sido escrita por los más débiles y desamparados?   El reconocimiento por parte de Turquía, por otra parte, abriría las puertas jurídicas a restitución de bienes, compensaciones, etc… que pondría en entredicho el propio estado Turco. Por eso prefieren vivir con un cadáver en el sótano de sus hogares, esperando a que se pudra y desaparezca; por eso buscan coartadas, ocultan pruebas, tergiversan la historia.

Sin reconocimiento, el dolor nunca desaparece; sólo se vuelve, si cabe, más inhumano.O, dicho de otro modo, más humano: demasiado humano.

 Memorial de genocidio armenio. Montreal. Canada.

La música de este pueblo - de la mano de uno de sus grandes maestros: Djivan Gasparyan - lo dice todo:

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Julia Margaret Cameron

Julia Margaret Cameron fue una fotógrafa británica nacida en Ceilán, en el seno de una familia de 10 hermanos. Recibió su educación en Francia y volvió a la India con diecinueve años.  Tuvo seis hijos y adoptó unos cuantos más. El caserón en el que vivía contaba con la visita de poetas, artistas y científicos. Pasaron los años y nada parecía poder sacar a esta mujer de una vida más o menos anodina, cuando su hermana le regaló una cámara fotográfica en su 48 cumpleaños. Su vida se transformó. Sólo entonces pudo  fluir la energía, la inspiración y el genio que llevaba dentro. Empezó a buscar la esencia de sus modelos, a los que atormentaba en ocasiones obligándoles a posar largos períodos de tiempo debido a sus investigaciones con la luz y las placas. Para ella la técnica quedaba en un segundo plano, no le preocupaba que las placas  se mancharan o arañaran. Su realidad estaba por encima de esas cosas. La carbonera de la casa haría de  laboratorio y de estudio el cuarto de uno de sus hijos. Inspirada en la pintura romántica, se dedicó al retrato fotográfico  de corte artístico.  Cameron repetía las copias hasta que se sentía satisfecha del resultado.  Aunque su estilo- debido a los defectos técnicos - no fue muy apreciado en su época, esos defectos reflejaban, en realidad, su corazón poético, su alma profunda y una existencia llena de matices y dulces secretos.    Llegó a exponer en la Exposición Universal de 1870 y su trabajo ha tenido un impacto en los fotógrafos modernos, especialmente por su técnica de recorte de retratos. Su casa Dimbola Lodge, en la Isla de Wight, está abierta al público. Murió en 1879.













martes, 27 de septiembre de 2011

Jesucristo versión San Mateo


Jesús vivió (asumamos que así fue) hace 2000 años. Según los cristianos (un 25% - siendo optimistas - de la población mundial), su figura representa al hombre noble y ejemplar.  Pero ésta - anclada en los desiertos de oriente próximo, bajo la polvareda del tiempo transcurrido y la rigurosidad de unos textos, los Evangelios, cuando menos, discutibles -,  hoy en día resulta un anacronismo (como, en mayor o menor medida, la moral de la Edad Antigua).

Si el siguiente incidente se produjese en nuestros días, en las calles de cualquier ciudad europea, con las modificaciones de contexto necesarias, resultaría bastante chocante:

Cap. 15:21-28
  
Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.

Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.

El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!

Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.

Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.     

Muchos cristianos suelen sentirse incómodos con este fragmento; otros muchos no... Pero para los que no somos cristianos, la actitud de Jesús nos llama poderosamente la atención. No olvidemos que se le atribuyen (la iglesia, sus seguidores) una bondad y una benevolencia que, en esencia, no existen en este episodio. 

Recreación cinematográfica de la escena:

lunes, 26 de septiembre de 2011

La sombra de Nietzsche

A lo largo de su vida, Nietzsche trató de esclarecer la naturaleza humana, aceptarla tal como es y bosquejar una nueva vía de pensamiento que se adecuase a su realidad. ¿Cuál fue el precio de su esfuerzo? Una vida en la sombra, el desprecio de muchos, las espaldas de casi todos. Quién sabe si la locura. Un precio demasiado alto para él, aunque no tanto para una humanidad a la que trato de salvar del adocenamiento heredado, perpetuo, cultural que anula al sujeto frente al poder. Su mensaje estaba (está) lleno de generosidad. Freud, Kafka, Camus y muchos otros recogerían su testigo. Un testigo envenenado contra el desorden (moral) establecido. Declaró la guerra a su tiempo diciendo sí a la vida; diciendo atrevete a ser lo que eres, no – añado - lo que quieren que seas. La moral se basaba en culturas - la griega, la judeocristiana – remotas, extrañas, ajenas a la realidad del siglo XIX. Por ello, los principios, las necesidades, el conocimiento de aquellas, no podían, no debían cimentar una sociedad mucho más evolucionada. Dios, argumentó, había muerto y el hombre - para bien y para mal - se había hecho así mismo. Había llegado el momento de llamar a las cosas por su nombre. Pero aquellos que tendían sogas religiosas, políticas, le acusaron de tender “lazos y redes sobre pájaros incautos”. Sin embargo, ¿qué son los santuarios, los conductores ideológicos y los preceptos morales que cada rincón del planeta adopta como únicos y verdaderos? La moral de la sumisión y el acatamiento que denunciaba el filósofo empujó a los pueblos a los campos de batalla del siglo XX. No hubo resistencia. Casi nunca la hay en realidad. El esclavo no sabe lo que es la libertad. Habló entonces del hombre ideal. Éste sería imaginativo, audaz, curioso. Y lo llamó Superhombre. La tosquedad nazi quiso hacerlo suyo, pero el Superhombre de Nietzsche rechaza los nacionalismos, la religión y el adoctrinamiento. Los nazis eran expertos en poner sogas; Nietzsche, sin embargo, se empeño en arrancarlas de los cuellos.


viernes, 23 de septiembre de 2011

El alegre estallido de la Primera Guerra Mundial

En un lugar indeterminado de Europa… 


Las playas, las terrazas, los restaurantes, los cafés estaban repletos. Pero no era suficiente; nunca lo es: un trueno humano, sediento de tempestad, retumbaba en los corazones.  La Gran Guerra estalló bajo el cielo azul del verano de 1914. Las playas, las terrazas, los restaurantes, los cafés se vaciaron con el anuncio: ¡ES LA GUERRA!  Sonaron los tambores, replicaron los campanarios. Las personalidades se asomaron a los balcones con aire solemne, ambiente festivo, los cafés volvieron a llenarse hasta la madrugada.  Era la guerra pero aún se parecía demasiado a la paz, sólo que resultaba más emocionante, más intensa, curiosamente más viva. La multitud festejaba una masacre que no alcanzaba a imaginar. ¿Es que no se daban cuenta? ¡Los derechos humanos iban a ser abolidos!  20.000.000 millones de hombres serían movilizados; muchos, demasiados, marcharían a las trincheras creyendo que la razón está de su parte, que Dios estaba con ellos. 


Pero Dios, si existe, debía de estar mirando para otro lado, renegando por enésima vez de su obra. El caso es que reinaba cierto desorden que muchos confundieron con la libertad y la muerte parecía algo improbable. Cada vez se veían menos civiles por las calles. El ejército parecía abracarlo todo. ¿Alguien tenía miedo?  Qué va. ¿Por qué habría de tenerlo?

Pocos días después, en los otrora apacibles campos de Marne, caerían los primeros 500.000 hombres.  


Para muchos, ya no habría escapatoria...

jueves, 22 de septiembre de 2011

Los 1800 sueños de Emily Dickinson


Desde niña tuvo que acatar las oscuridades religiosas de su familia. Dios estaba en todas partes, en todo momento. El pecado se sentaba a la mesa, en el pupitre de la escuela. Dios era triste y triste tenían que ser todos ellos. Sin escapatoria, terminó refugiandose en su cuarto. Sólo publicaría once poemas, casi todos con pseudónimo y escasa repercusión. Cuando murió vestida de blanco, descubrieron 1800 poemas escondidos en algún  rincón del universo secreto de su dormitorio. Sólo la muerte pudo liberarla de la tradición inhumana; de la clausura consentida, aprovada, bien vista; y de sí misma: víctima impotente de unas normas que acató con sumisión, que no dejaban espacio para respirar libremente. Cegada por la soledad sin esperanza, por el silencio sin remedio, de vez en cuando dejaba volar su corazón ensangrentado por encima de las nubes que cubrían su época, bajo el cielo azul de sus deseos cohibidos, aplastados, por fin libres.    

Adjunto dos de sus vuelos:

Ensueño

Para fugarnos de la tierra
un libro es el mejor bajel;
y se viaja mejor en el poema
que en el más brioso y rápido corcel.

Aun el más pobre puede hacerlo,
nada por ello ha de pagar:
el alma en el transporte de su sueño
se nutre sólo de silencio y paz.

Versión de Carlos López Narváez

La sortija

En mi dedo tenía una sortija.
La brisa entre los árboles erraba.
El día estaba azul, cálido y bello.
Y me dormí sobre la yerba fina.
Al despertar miré sobresaltada
mi mano pura entre la tarde clara.
La sortija entre mi dedo ya no estaba.
Cuanto poseo ahora en este mundo
es un recuerdo de color dorado.

Versión de Eduardo Carranza
 

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Qin Shi Huang y la quema de libros


Se hizo llamar el Primero. Se hizo llamar el Sublime. Se hizo llamar el Divino. No se hizo llamar el Super Super porque no habría tenido sentido, pero de haberlo tenido, se habría hecho llamar el Super Super Primero, el Super Super Sublime y el Super Super Divino de la muerte. Obviamente Qin Shi Huang se consideraba Super Super. Fue  el primer emperador de un nuevo e inmenso país, la China unificada, entre el 221a. C y el 210 a. C.  Junto a su inefable primer ministro Li Si, introdujo importantes reformas con el objetivo de reforzar la reciente unidad territorial. También fueron los precursores de la Muralla China, esa obra colosal que hoy se puede contemplar desde la luna, y que entonces era una idea difusa en la mente de un hombre difícil. En el año 213 a.C dio la orden de que se quemaran la mayoría de los libros de esa gran nación. Duro y tiránico, renegó de la cultura, sobre todo de aquella que ponía en entredicho su gobierno. Se cuenta que, llevado por elparoxismo de la intransigencia, la mera referencia verbal de las obras destruidas en la hoguera, suponía la muerte del infortunado poeta, maestro o pobre alma que las nombrara, dijera o recitara. La tradición oral estaba vetada para todo aquel que quisiera conservar su pellejo.  Los únicos ejemplares que se salvaron del exterminio fueron obras inocuas. Quería doblegar el pensamiento de su pueblo para poder recostarse sobre él y sestear sin replicas inoportunas ni rebeldías intelectuales. Un Super Super Emperador, vamos. Qin Shi Huang fue enterrado en su mausoleo con los famosos guerreros de terracota, cerca de la moderna Xian.  Su cámara funeraria aun sigue cerrada. Quizá la encuentren llena de libros.

Elias Canetti ironiza en su libro Auto de fe sobre la suerte que corrió el primer ministro:

"Siempre que leo en algún historiador chino el relato de la gran quema de libros, no dejo de buscar, en todas las fuentes existentes, el edificante final del asesino de masas (literarias) Li Si. Por suerte ha sido descrito varias veces; pues yo necesito presenciar su descuartizamiento unas diez veces para recobrar la calma y conciliar el sueño."

martes, 20 de septiembre de 2011

Miles de millones


Los números grandes son figuras fascinantes, debido tal vez  a su inaccesibilidad de cumbres numéricas inalcanzables. De alguna manera los comprendemos, sí, pero no están hechos para nosotros, son demasiado aparatosos, no sabemos qué hacer con ellos. En paralelo, la dinámica de crecimiento perpetuo (e imaginario, en mi opinión) ha elevado más si cabe el perfil montañoso de la economía actual. No hace mucho tiempo, el término “millones” se utilizaba para nombrar cifras que lo abarcaban todo. Entonces se era millonario, la población de la Tierra era de 250 millones (en tiempos de Jesús), había cerca de 4 millones de estadounidenses en 1787 (año en el que se adoptó la Constitución),  40 millones de seres humanos perdieron la vida en la Primera Guerra Mundial, un año tiene 31,7 millones de segundos, etc...

En las últimas décadas, esta tendencia se ha acentuado vertiginosamente. 


Hoy decimos que la tierra tiene una edad aproximada de  4.600 millones de años y que la habitan cerca de 7.000 millones seres humanos, el Plan de rescate financiero de USA del 2008 ascendió a 700.000 millones de dólares, mientras que el gasto comprometido por España para la construcción de las líneas de alta velocidad asciende a unos 50.000 millones de euros, el mexicano Carlos Slim cuenta con una fortuna de 74.000 millones (según Forbes), etc...

Ante semejantes cifras, los viejos millones parecen haber empequeñecido para convertirse en elementos cotidianos y manejables. En este escenario, quizá dentro de poco ocurra lo mismo con los “miles de millones”, y sólo los billones sean cumbres remotas y de acceso restringido. Aunque, para ser sinceros, desde hace tiempo jugamos con ellos y  tal vez no sean tan grandes como nuestras expectativas: el endeudamiento actual de España es de 1,7 billones de euros, el de EEUU de 15 billones, y así muchos más ejemplos...

Quizá tengamos que empezar a hablar del término trillón, pero es tan colosal, que muchos nos sabremos cuantos ceros tiene:

1.000.000.000.000.000.000  

Si para contar 630 millones necesitaríamos unos 10 años (a un ritmo rápido, con una media de dos números por segundo), para contar un trillón necesitaríamos la friolera de 15.873.015.873.015.873 años. Brutal.

Un detalle de interés: mientras que los europeos no hemos manejado cifras grandes hasta hace poco, otras civilizaciones sí lo hicieron en la antigüedad. Según la escala cronológica de los mayas, la edad de la tierra era mucho mayor que la fijada por los europeos (sólo unos miles de años) y en las ruinas de Coba  hay inscripciones que la fijan en 1029   . Los hindúes por su parte creían, a su vez, que la edad era de 8.600 millones. Por poco aciertan.    


 Bibliografia: Miles de millones, de Carl Sagan.

domingo, 18 de septiembre de 2011

La soledad de los números primos


Desde hace siglos los hombres han tratado de divisar cierto orden en el caos infinito de los números primos; esto es: aquellos números mayores que cero que sólo pueden dividirse por si mismos o por la unidad. Esto números no se agrupan en una secuencia sencilla y previsible;al contrario, a medida que la secuencia continua, nos sumergimos en un sendero numérico de aspecto aleatorio y carente de toda  lógica. Pero no es así. Sólo con el paso de las generaciones, los matemáticos más brillantes han ido percibiendo un orden casi invisible y que transciende al hombre. Y es que la realidad matemática es independientemente,  y cuando digo, realidad matemática, quiero decir también la realidad en su conjunto. Pongamos un ejemplo:

“Existen dos especies de cigarras que suelen convivir en el mismo medio. Sus ciclos de vida son de 13 y 17 años respectivamente (dos números primos). ¿Qué tiene de singular? En el último año de su ciclo, se metamorfosean y salen de las raíces de los árboles, en masa, invadiendo el bosque. El hecho de que ambas especies salgan al mismo tiempo representa un problema para su supervivencia,  ya que compiten por los mismos recursos. Sin embargo, gracias a unos ciclos de vida que duran un número primo de años, las posibilidades de que coincidan se reducen drasticamente. Lo hacen cada 221:

13x17=221

Si sus ciclos fueran, por ejemplo, de 18 y 12, llegarían a coincidir 6 durante ese periodo de 221 años: a los 36, 72, 108, 144, 180 y 216 años."

Los números primos son vitales para estas especies. Y para nosotros seguramente también.

Otro caso singular es el de dos hermanos autistas encerrados en una institución para enfermos mentales. Oliver Sacks, neurólogo de prestigio mundial, narra cómo estos gemelos jugaban a decirse números de seis dígitos. Cierto día se le ocurrió apuntarlos y descubrió que eran primos. Entonces, armado de una tabla de números primos, les propuso primos de siete dígitos. Los gemelos los reconocieron con satisfacción, tras pensar  un par de minutos. Más tarde encontraron números primos de ocho dígitos El juego siguió hasta que llegaron a números de diez dígitos que ya no aparecían en las tablas.

¿Cómo pudieron realizar cálculos tan complicados? Sacks sospecha que los gemelos no calculaban como podría hacerlo una computadora; más bien buscaban en la lista numérica de sus mentes ciertos números, los primos,  los cuales distinguirían como pequeñas joyas matemáticas.

En una conferencia dada por D. Zagier en 1975, éste dijo: "Hay dos hechos en torno a la distribución de los números primos que espero crean tan abrumadoramente, que quedarán por siempre grabadas en sus corazones. La primera es que a pesar de su sencilla definición y de su papel como ladrillos que construyen los números naturales, los números primos crecen como  la mala hierba alrededor de los números naturales, simulando no obedecer otra ley que la del azar, y nadie puede predecir donde brotará el siguiente. El segundo hecho es incluso más asombroso, porque dice justamente lo opuesto: que los números primos hacen gala de una pasmosa regularidad, que hay leyes que gobiernan su comportamiento, y que obedecen esas leyes con una precisión casi militar"


 Sólo se me ocurre una palabra: fascinante.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Las islas de Napoleón



En medio de la devastación del campo de batalla, esquivando los cuerpos tendidos de hombres sin presente, Napoleón paseará sus ambiciones bajo un tupido manto de indiferencia. Puede dominar el mundo, pero lo hará desde la distancia, despreciando a sus semejantes, a los pueblos, ajeno a la destrucción que lo acompaña. Podrá dominar el mundo, pero no a sí mismo: como a otros - antes y después -, lo dominan profundos delirios de grandeza. Se cree inmortal; o casi: "Matarme a mí es imposible: ¿acaso no he cumplido la voluntad del Destino? Me siento empujado hacia una meta que desconozco. Una vez alcanzada, bastará un átomo para batirme." En realidad, hicieron falta muchos átomos: los que componían la existencia de cientos de miles de seres humanos, de cientos de miles de presentes arrancados de raíz.  Enemigo de la libertad, se propuso someterla allá donde fue. Se adoraba a si mismo y a sus victorias. No estaba hecho, sin embargo, para la desgracia. Tras la batalla de Wagram, cuando pasaba revista, intentó asesinarle un joven extranjero de dieciocho años y aspecto agradable. El prisionero parecía mantener una gran calma. Napoleón lo interrogó con gran respeto:

"¿Por qué querías asesinarme?" "Por qué no habrá jamás paz para Alemania mientras sigáis en el mundo." "¿Quién te inspiró este plan?" "El amor a mi país." "¿No lo concertaste con nadie?" "Ha sido fruto exclusivamente de mi conciencia." "¿No sabías a qué peligros te exponías?" "Lo sabía: pero me sentiría feliz de morir por mi país." "Tú que tienes principios religiosos, ¿crees que Dios permite el asesinato?" "Confío en que Dios me perdonará por las razones que me asisten." "¿Acaso, en las escuelas en que has estudiado, se enseña esa doctrina? "Un gran número de condiscípulos míos están animados por los mismos sentimientos y están dispuestos a sacrificar su vida por la salvación de la patria." "¿Qué harías si te pusiera en libertad?" "Os mataría."

Napoleón debió de presentir su caída, el ocaso de su fortuna, el perfil abstracto y casi indefinible de las islas que le esperaban. Minutos después, ya a solas con el duque de Cadore, abdicó: "Hay que hacer la paz."
Y la Paz se hizo... temporalmente,sí, pero las islas estaban cada vez más cerca...




(Diálogos extraídos de las "Memorias de ultratumba", de Chateaubriand. Ed. Acantilado).

jueves, 15 de septiembre de 2011

La catedral de Cristo Salvador de Moscú

1812. El zar Alejandro I ha vencido a Napoleón. Más de 400.000 soldados franceses y aliados perecen durante la ofensiva.  



El frío ha sido su mejor aliado. El frío y Dios. Sobre todo Dios. Como muestra de eterno agradecimiento, erigirá un templo en Moscú – una ciudad en ruinas, todavía humeante -  bajo el patrocinio que salvó a Rusia: el Cristo Salvador. No quiere reparar en gastos, tanta es su gratitud. 45 años después, Alejandro III - nieto de su hermano Nicolás – abre por fin las puertas de la gran catedral. 



40 millones de ladrillos. Muros de más de tres metros de grosor,  cubiertos del mármol. Una cúpula enorme, con 140 toneladas de cobre y una cruz de diez metros que trata de acariciar al cielo, a Dios. En el interior, espacio para 20000 fieles.  Se trata de una joya de la aquitectura rusa. 48 años durará el eterno agradecimiento de Alejandro I, hasta que Stalin decide barrerlo de la faz de la tierra en 1931. No habrá debates.  El Pravda del 18 de julio informa que las autoridades han tomado la decisión de levantar el palacio de los Soviets. La dirección que facilita es la misma que ocupa la catedral. La suerte está echada: sobre las ruinas del antiguo Dios de Rusia levarán un nuevo templo para un nuevo Dios: el Estado Socialista.



Pero ¿por qué precisamente allí? El poder pretende devorar un simbolo, asimilarlo de alguna manera, y dar a luz a otro que represente el  triunfo irrefutable del comunismo sobre lo opuesto, demasiadas veces desconocido, occidente, el capitalismo. Su tamaño hará palidecer a los rusos (sobre todo a ellos) y  al resto del mundo. El edificio será más alto que el Empire State y, como colofón, lo coronará  una estatua de Lenin mucho mayor que la Estatua de la Libertad.  Sólo el dedo índice del primer dirigente de la Unión Soviética, con el que apuntará al cielo, amenazador, tendrá seis metros de longitud.



Tardan cuatro largos meses en demoler la catedral. Cuatro meses sin protestas. La resignación (y el miedo) cubre a la población.  Retiran los escombros de la vieja historia para empezar a cavar el agujero en el que hundirán a la nueva. Stalin suele acercarse para inspeccionar la obra.  Surgen los primeros contratiempos: los cimientos tienen graves problemas de drenaje. Entran en un callejón sin salida. Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, las obras están prácticamente paralizadas: una metáfora envenenada de la Revolución; Stalin, el mesías de acero, enfangado a la orilla de su ambición.  
Hasta 1961 el gobierno de la URSS no se podrá librar de este capricho mesianico. Entonces se le ocurre a alguien una brillante idea: ya que el agujero está hecho , ¿por qué no construir una piscina al aire libre?  Dicho y hecho: todo sea por el pueblo. 



En la década de los noventa surgieron varios iniciativas para reconstruirla. Será erigida según los bocetos, apuntes y fotografías de su antecesora, en su ubicación original.  En 1999 se abrieron sus puertas resucitadas.   


Todavía sigue en pie.

martes, 13 de septiembre de 2011

Perro semihundido de Goya

Las pinturas negras son una terrible metáfora de la decadencia del hombre. En ellas Goya declaró la guerra a Goya. Y no sólo eso:  son la guerra de todos contra todos. Sobre una base de pinturas campestres, la enfermedad, la vejez y la degradación generalizada de la España de aquellos años, sumió al artista en las oscuras profundidades de la desesperación.  Realizadas en las paredes de la Quinta del Sordo, cerca del Puente de Segovia, a orillas del Manzanares, fueron trasladadas a lienzo a partir de 1874.   

En el Perro semihundido el plano inclinado transforma el lodazal en una pendiente insalvable, bajo el peso de firmamento moribundo que lo abarca todo, inalterable, mientras una brizna de vida, el perro, se debate ante lo imposible: su salvación. La muerte parece arropar así su cuerpo aún caliente. Sus ojos brillan por última vez. Parece humano. Goya había hecho perro al hombre. ¿Quién podría salvarlo? ¿Quién podría salvarnos?

Antonio Saura calificó esta obra como “el cuadro más bello del mundo.”  Bello, no sé; desgarrador, seguro. 


lunes, 12 de septiembre de 2011

El gigante de Tule



Sus ramas dan sombra al mundo desde hace más de dos mil años; entonces la tierra no era redonda y ocupaba el centro del universo; las distancias todavía podían aislar al hombre del hombre y la superstición se enseñaba en las escuelas.  Creció arropado por la selva, en inmensa compañía verde. Los zapotecas acariciaron su corteza. Los españoles estudiaron su grandiosa singularidad. Tule significa "Árbol de la iluminación”. Su tronco tiene un perímetro de 42 metros. Se trata de árbol más ancho del mundo, una fortaleza amistosa hecha de tiempo y 636 toneladas de madera.  Sus ramas protegen a miles de aves afortunadas. Su sombra puede cobijar a más de 500 hombres. El segundo lunes de octubre se celebra su día: los habitantes de Tule lanzan cohetes y corretean los “toritos” o guajolotes en su honor.  Tanto hombre no le saca, sin embargo, de su soledad de árbol aislado, sin selva que lo ampare, atrapado en un plaza grande, hormigonada. Seguro que se recuerda en mejor compañía, gratamente fusionado con el abrazo de la naturaleza.



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