viernes, 11 de noviembre de 2011

El camino de Bernard Plossu

 

Dicen que Bernard Plossu nació en Dalat, Vietnam, pero no es cierto: nació en todas partes.  Lo supo estudiando en París, paseando su mirada por el Sahara, atravesando las junglas de México o perdiéndose en los desiertos de EEUU.  De algún modo, él pertenece a cada rincón que descubre en su Camino sin marcha atrás, obligado a ir siempre hacia delante, entendiendo la vida como un poema incompleto que se va trazando con la luz de cada instante. Sus fotografías son los versos del diario de ese Camino, trazos de paisajes con el horizonte como promesa; rostros, figuras, contornos  anónimos, cercanos, remotos, evocadores; objetos sencillos, con un halo de misterio. Imágenes que a primera vista pueden parecer irrelevantes, caprichosas, pero que revelan - con una mirada más atenta - la profundidad que esconden los pequeños detalles de este viaje sin retorno de redescubrimiento continuo,  de este torrente inagotable en el que, si queremos, podemos sumergirnos. Imágenes presentadas en formatos pequeños, en blanco y negro,  ajenos a la fotografía comercial; formato que obliga, como el mismo diría, “a la reflexión de los espacios inmensos”. 


Un texto de Rafael Doctor en su introducción al libro de fotografía de Plossu "Forget Me Not", describe su obra con brillantez y ternura:

"No me olvides. La memoria de lo descolocado, de todo aquello que no ha sido aún estructurado, de todo lo que hemos ido acumulando en un lugar incierto y que no ha sido aún encasillado ni asimilado. Lo que poseemos pero no mostramos, el lugar de lo íntimo no público que nos hace grandes y donde dejamos residir parte de nuestra fortaleza. Somos mucho mejores porque no mostramos todo lo que somos. Solo el Forget me not de nuestros recuerdos y obras nos mantiene en pie."


Plossu "ya no puede no ver". Lo asume con dulzura, con todo su alma. Incluso si lo que ve es borroso: "no pasa nada, también el alma lo es a veces."

Poema de Juan Manuel Bonet de la foto Terminus Nord:

 
A Bernard Plossu
Norte negro, arquitectura severa,
fachadas solemnes y tras ellas sólo
la vida gris, los oficios, la magia
también, oculta tras ese decorado,
del eterno ritual del amor furtivo,
de los amantes entre trenes,
salones de los pasos perdidos,
canciones de hace décadas,
letras de óxido de la melancolía,
letras parpadeando en el corazón
de la noche de París. Fotografía
Plossu, en Terminus Nord, las remotas
nostalgias, todas las Europas perdidas
que atrapadas quedan en esas letras.
Juan Manuel Bonet



















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