jueves, 17 de noviembre de 2011

Memoria de otro saqueo más

TÍTULO ORIGINAL: Memoria de un saqueo
AÑO: 2003

DURACIÓN: 118 min.

PAÍS: ARGENTINA
DIRECTOR: Eduardo E. Solanas
GUIÓN:  Eduardo E. Solanas



En el 73, una vez finalizada de la guerra de Vietnam y con un excedente de dólares en circulación, empiezan  a ofrecerse créditos al 3% a los países más desfavorecidos. En pocos años, por arte de mágia financiera, los intereses suben al 60%. Nace así la deuda del tercer mundo. El resultado no se hace esperar: muchos  países quiebran; otros resisten expuestos al capricho de sus acreedores.  

En este lindo contexto, el gobierno de la dictadura argentina deja a su país con una deuda de 43.000 millones de dólares. Aunque la mitad de la deuda total era extrajera (City Bank, Manhattan Bank, Bank of America, etc…) el gobierno argentino la asume generosamente como propia. Es decir: se la endosa al pueblo.  El responsable político de tan buena práctica se llamaba Domingo Caballo, ministro de economía años despues del Gobierno de Menem y de La Rúa. Los argentinos se dejaron hacer. En realidad, siempre es igual. Por ejemplo, ahora, en Europa. Resulta llamativo que Lukás Papadimos haya sido elegido Primer Ministro griego cuando hace sólo años años, siendo  gobernador del Banco Central de Grecia ayudara a su Gobierno a falsear - junto con Goldman Sachs -  las cuentas públicas para ocultar el déficit y poder entrar en la zona euro. También resulta sorprendente que Mario Monti formara parte de la plantilla de asesores internacionales de Goldman Sachs. Para más inri, en 2008 se descubrió que Goldman Sachs tenía un agujero de 68 mil millones. ¿Por qué no la asedian los mercados? ¿Por qué no asedian a City Bank o a  Bank of America?  ¿Por que ellos son los mercados tal vez?

Volviendo al documental (y a Argentina) Menem saca a la venta, a precio de saldo, todo tipo de empresas estatales: aeronáutica, peaje, telefónicas, ferroviarios, radios, empresas de la navegación, hidrocarburos, etc… Los nuevos propietarios, de capital mayoritariamente extranjero, empiezan a limpiar sus nuevos y relucientes negocios.  Ochocientas mil personas quedaron sin agua potable y un millón sin cloacas. A causa de los ferrocarriles, miles de familias tuvieron que emigrar. Los 36.000 km de vías se redujeron a 8.000 hm. Para pagar las indemnizaciones de las decenas de miles de despidos de estas privatizaciones, el gobierno pidio un prestamo al Banco Mundial. Sin problema: los intereses resultantes igualarían a la cantidad prestada. un negocio redondo. Se acentúa, mientras tanto, la pérdida de protección social, de la obra social,  practicamente desaparecen los derechos de despido, caen los salarios y los derechos en general del trabajador. En este contexto, el gobierno de Menen empieza a lavar el dinero a través de entidades extranjeras cómplices: venta de armas, exportación fraudulenta de oro, evasión de divisas. Subida de impuestos, con lo que se liquidaba a la clase media.  La deuda y la corrupción ahogan al país. Pero, ¿les importa?

El pueblo al fin se reventó. Cómo actuó el gobierno. Con represión. 34 muertos en las calles.

Lo más triste es que la historia aún no ha terminado y que en estos momentos también se desarrolla, con mayor o menor intensidad, en muchos lugares del mundo; entre ellos, Europa.  





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