viernes, 23 de diciembre de 2011

Los vuelos de la muerte

Reportaje "La confesión". 22/8/1996

La memoria de las 30.000 víctimas de la dictadura del general Videla mancha el nombre de Argentina, más de treinta años después de que se desatara la sangrienta represión militar. Uno de sus muchos ejecutores, el capitán de corbeta retirado Adolfo Scilingo confesaba  los crímenes de Estado que ejecutó, provocando un gran escándalo. Más tarde, se ofreció a esclarecer el destino de los españoles desaparecidos en Argentina. INFORME SEMANAL le entrevistó en la cárcel donde el militar permanecía confinado por estafa, mientras las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final impidían que fuese castigado por los asesinatos que cometió.

El horror no se castiga. O se hace, tras muchas dificultades, parcialmente. La lista de despotas, torturadores y soldados asesinos impunes parece no tener fin. No interesa. La opción del horror forma parte inherente de nuestro sistema.  Da igual la magnitud del crimen: todo se oculta y, de descubrirse, se puede bloquear cualquier intento de justicia. En terminos generales, el poder siempre ampara al terror que genera. El miedo está de su parte. La verdad, sin embargo, nunca. Pero, ¿qué vale la verdad en nuestro mundo? La vida de millones. O sea: casi nada.

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