miércoles, 21 de septiembre de 2011

Qin Shi Huang y la quema de libros


Se hizo llamar el Primero. Se hizo llamar el Sublime. Se hizo llamar el Divino. No se hizo llamar el Super Super porque no habría tenido sentido, pero de haberlo tenido, se habría hecho llamar el Super Super Primero, el Super Super Sublime y el Super Super Divino de la muerte. Obviamente Qin Shi Huang se consideraba Super Super. Fue  el primer emperador de un nuevo e inmenso país, la China unificada, entre el 221a. C y el 210 a. C.  Junto a su inefable primer ministro Li Si, introdujo importantes reformas con el objetivo de reforzar la reciente unidad territorial. También fueron los precursores de la Muralla China, esa obra colosal que hoy se puede contemplar desde la luna, y que entonces era una idea difusa en la mente de un hombre difícil. En el año 213 a.C dio la orden de que se quemaran la mayoría de los libros de esa gran nación. Duro y tiránico, renegó de la cultura, sobre todo de aquella que ponía en entredicho su gobierno. Se cuenta que, llevado por elparoxismo de la intransigencia, la mera referencia verbal de las obras destruidas en la hoguera, suponía la muerte del infortunado poeta, maestro o pobre alma que las nombrara, dijera o recitara. La tradición oral estaba vetada para todo aquel que quisiera conservar su pellejo.  Los únicos ejemplares que se salvaron del exterminio fueron obras inocuas. Quería doblegar el pensamiento de su pueblo para poder recostarse sobre él y sestear sin replicas inoportunas ni rebeldías intelectuales. Un Super Super Emperador, vamos. Qin Shi Huang fue enterrado en su mausoleo con los famosos guerreros de terracota, cerca de la moderna Xian.  Su cámara funeraria aun sigue cerrada. Quizá la encuentren llena de libros.

Elias Canetti ironiza en su libro Auto de fe sobre la suerte que corrió el primer ministro:

"Siempre que leo en algún historiador chino el relato de la gran quema de libros, no dejo de buscar, en todas las fuentes existentes, el edificante final del asesino de masas (literarias) Li Si. Por suerte ha sido descrito varias veces; pues yo necesito presenciar su descuartizamiento unas diez veces para recobrar la calma y conciliar el sueño."

2 comentarios:

  1. China se llama China por Chin, Chin Shi Huang, que fue su primer emperador.
    Él fundó a sangre y fuego la nación, hasta entonces despedazada en reinos enemigos, le impuso una lengua común y un común sistema de pesos y medidas y creó una moneda única, hecha de bronce con un agujerito en el centro. Y para proteger sus dominios alzó la Gran Muralla, una infinita cresta de piedra que atraviesa el mapa y sigue siendo, dos mil doscientos años después, la defensa militar más visitada del mundo.
    Pero estas minucias nunca le quitaron el sueño. La obra de su vida fue su muerte: su sepultura, su palacio de después.
    http://joseluisregojo.blogspot.com/2012/01/el-emperador-que-vivio-construyendo-su.html#more

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